domingo, 22 de abril de 2012

Por Favor, ¿Tú que tienes que decir? (...) ,- Gracias.

El silencio me acompaña diariamente, me cuesta hablar si no tengo nada interesante que decir, escuchar es más sencillo, aunque en ocasiones solo oigas, bla, bla, bla.En la comunicación activa tienes que devolver a tu interlocutor que lo has entendido que has hecho una escucha activa, pero todos sabemos, ahora escuchamos esa vocecita interior,¿yo a veces ignoro lo que me dicen?, necesitamos mecanismos de defensa para aislarnos, para no sentirnos bombardeados por información, por palabras que no tienen sentido para nosotros. Por eso es importante saber escuchar y saber hablar, aprender a manejar el lenguaje, no desde la manipulación, la intencionalidad y los mensajes para someternos, hablo de un a escucha con el corazón, con el sentido sexto, con amor, porque o nos replanteamos comunicarnos de otra manera o acabaremos siendo la especie que teniendo una facultad deserrollada involucionaremos a la emisión de sonidos sin sentido y sin finalidad.
Escuchar es tan importante como hablar, cada uno lo tiene más desarrollado dependiendo de su carácter, disponibilidad incluso capacidades, pero interactuar de manera sincera es fundamental para crecer como seres humanas, para conectar nuevas sipnasis neuronales para dejar de aborregarnos y sobre todo para no acabar no sabiendo usar el lenguaje.
Hace años llegó a mi vida una información que en su momento me sorprendió y con los años he ido conociendo y desarrollando la PNL, programación neurolinguistica, cuando supe de ella el hecho de ser programación me echó hacia atrás, todo lo que sea programar suena a someter, condicionar, pero como el lenguaje es rico en matices aprendí a enterder su matiz, vivimos en una sociedad muy programada, sometida por el lenguaje, un lenguaje que ha ido perdiendo sus raices, sus significados más profundos por ejemplo la palabra cínico, que cada cual investigue.
Necesitamos recuperar el lenguaje, comunicarnos con sentido, dejar de usar las palabras tendenciosas y llenas de maldad, y sustituirlas por las palabras que rebosen alma, amor y sobre todo nos conecten directamente con el corazón.
Las palabras tienen poder, desde que empezamos a comunicarnos con nuestras criaturas las usamos dependiendo que queramos conseguir, amenazantes, impositivas, limitantes, coercitivas, y de repente regalamos alguna con amor. Todos damos por sentado que nuestro padres nos quieren, no porque se desagan en alabanzas más bien porque nuestra mente nos autoengaña para poder sobrevivir en un mundo donde los adultos seguiremos comunicandonos como niños con miedo. No quiero destruir, o echar por tierra el amor de los mayores hacia sus hijos pero es necesario, obligatorio que cambiemos los patrones que aprendemos para comunicarnos con los futuros adultos de la sociedad que sustentará a la que ahora clamamos un cambio, que gritamos basta o que imploramos mejoras.
Cambiar la sociedad, el mundo no se puede hacer repitiendo constantemente lo que has hecho mal, lo que te ha llevado al problema, tienes que usar tus recursos para dar un giro, para elevar una espiral en la inmensidad de tu alma para que ascienda con los sueños que todos llevamos en nuestro inconsciente, los anhelos de algo que sabemos existe pero no encontramos, porque ya no es el momento de seguir buscando es el momento de dicir: " PARE QUE YO ME BAJO".
No voy a entrar en la demagogia, es el ahora, el aquí donde cada cual tiene que hacer limpieza, destartalar su casa, vaciarla, cuestionarlas, restructurarla, y vover a comenzar con lo que le valga para moverse y sentirse cómodo sin miedo.
Porque cada ser que habita esto que llamamos mundo es un microcosmos lleno de complejidades, de posibilidades,, pero mientras que en cada uno de nosotros no exista ni la más remota posibilidad de entenderlo, nunca, jamás esto será posible, CAMBIAR,  y eso que las palabras nunca o simpre son conceptos muy absolutos e intento erradicarlos de mi lenguajes, pero ahora es importante usarlos porque nos trasmiten la dimensión del problema que nos acorrala y nos asfixia, dejar de ser humanos para ser borregos adoctrinados, miedosos y esclavos de la mano que nos alimenta.

"Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo". Alexei Tolstoi.

IMAGENES DE GOOGLE.
 
 

lunes, 2 de abril de 2012

Un mundo Patriarcal.


En términos de jerarquía, para que haya alguien superior tienen que haber alguien inferior.
Sólo declarándome yo inferior tú puedes ser superior, sólo mi sufrimiento hace tu Poder.
El Poder no es una entidad estática, ni abstracta, ni ideal; aunque eso sí puede ser invisible.
El Poder es lo que reprime, lo que somete, lo que humilla, lo que explota la vida humana.
El Poder necesita de la vida para existir y para alimentarse, por eso mata poco a poco,
va succionando la vida hasta que acaba con ella. Cada vez que en este Valle de Lágrimas
nace una criatura humana, los vampiros afilan sus colmillos y los buitres despliegan sus alas.
Ningún tipo de autoridad, ningún tipo de padre o de estado, ningún patrimonio o capital se
puede construir y conservar sin el sufrimiento de las criaturas humanas.
En conclusión, si el capital es el trabajo enajenado, el poder es el sufrimiento de las
criaturas.


(Fragmento de Amparo Moreno), extraido del libro,- La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente.
De Casilda Rodrigañez y Ana Cachafeiro. Imagen de Google.,


Enterder una sociedad patriarcal es renegar de siglos de aprendizaje, replantearse y repensar
todo lo que nos trasmiten como bueno, correcto, necesario.
Cuando comprendí lo que es ser madre, aprendí lo que es ser mujer y pude acompañar a mi hijo en su camino.
Hablar de madres no es excluir a los padres, pero es diferenciar nuestros papeles en esto que llamamos alumbrar, dar vida, traer al mundo a nuestros hijos.
Nos hemos alejado del sentido de la maternidad, de una maternidad entrañable, y no es por buscar culpables, porque no los hay, la única responsabilidad es querer ser como los hombres,
intentar emularlos, alcanzarlos, imitarlos, y con ellos nos hemos alejado de nuestra esencia vital.
Hablar de esto supone controversia, en un mundo donde el feminismo retroalimenta el machismo, y viceversa.
Yo desde aquí, desde esta pequeña ventana, quiero lanzar al aire un punto donde todos deberíamos reflexionar, a que mundo traemos a los niños, a unas criaturas indefensas, desprotegidas que por un bien que no tengo yo muy claro, les sometemos a horarios draconianos, a disciplinas mal entendidas, a un amor canjeable por obediencia, les chantajeamos con lo que les gusta, les castigamos por no cumplir limites, les sometemos a la disciplina que ni siquiera nosotros a veces cumplimos. Contemplamos una infancia que no es feliz, las estadísticas están ahí.
Como adultos nos quejamos de los que ejercen el poder sobre nosotros y ellos(las criaturas) a quien se quejan, como gritan su pena, su angustia.
En este punto cada cual leerá, se parará a reflexionar unos segundos y según su educación, vivencias, experiencias, llegará a diferentes conclusiones, incluso justificarán que una cachetada a tiempo no hace daño, cuantas daría yo a los adultos, pero la violencia no educa.
Queremos ver diferente el mundo que tenemos, nos pasamos las horas dando vueltas a la crisis, analizando la penosa situación del futuro, pero hemos pensado en algún momento que seguimos pariendo hijos que alimentan al sistema patriarcal que nos impusieron hace siglos para tener esclavos, consumidores entregados y madres culpables por no poder atender a sus hijos, y no digo que haya que volver a ser amas de casa.
Quizás, ha llegado el momento de empezar a entender que es la maternidad. Pensar es gratis.
Dedicar unos pequeños momentos a comprender, empatizar, amar a nuestras criaturas es encontrar la esencia de la vida.

Dedicado a mi criatura, que me enseñó lo que es ser madre,
y mejor persona.